¿Cómo afectó psicológicamente a la niñez y adolescencia el año y medio de pandemia mundial?
A casi un año y medio desde el inicio de la pandemia, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia o Unicef, realizó un estudio sobre el impacto que tuvo este periodo en la salud mental de niños, niñas y adolescentes de la Argentina.
En este sentido, Fernanda Bellusci, consultora honoraria en Adolescencia Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas, explicó que “las imágenes de un suceso traumático podrían integrarse de una forma caótica y desestructurada en la memoria emocional de las personas”.
Refiriéndose a “la pandemia y el confinamiento”, dijo que “podrían aparecer pensamientos repetitivos indeseados, pesadillas y alteraciones de la memoria o surgir recuerdos parciales con una gran intensidad emocional”.
La doctora señaló también que al ser una catástrofe sanitaria, la situación mundial redujo al ser humano a ser abordado con una mirada biologicista, perjudicando su desarrollo pleno como un “ser indivisible constituido por aspectos biológicos, psicológicos, espirituales y sociales”.
En el caso de las y los adolescentes, “las percepciones de la pandemia fueron siempre negativas”. Esto fue debido a “las restricciones en el contacto y los vínculos sociales, impedimentos de actividades y duelos por ciclos y proyectos inconclusos”.
“Atraviesan esta situación con extrañeza e incertidumbre, a la vez que comienzan a naturalizarla”, reveló el informe.
Para la mitad de las niñas y los niños, tuvo consecuencias más profundas. “Se angustiaban fácilmente o lloraban mucho, se enojaban más que antes, estaban irritables, ansiosas o ansiosos y/o tenían altibajos emocionales”, dice el estudio.
También, “algunas y algunos manifestaban cambios o trastornos en la alimentación y/o el sueño”.
El documento detalla que “1 de cada 2 niñas y niños estaban más angustiados, más irritables, más ansiosas y ansiosos, y presentaban más altibajos emocionales. Además, disminuyeron entre la segunda y la tercera por la expectativa del encuentro con amigas y amigos, las vacaciones y la vuelta a las aula”.
Otro factor revelador fue que “en todos los grupos etarios se expresaron con mayor intensidad los miedos a enfermarse y la preocupación por convertirse en vectores de contagio de sus familiares, en particular de quienes son parte de los grupos de riesgo”.
Durante la presentación del informe, la doctora Bellusci también quiso destacar la conciencia en materia sanitaria que incorporaron los más los pacientes más chicos.
“Han adquirido hábitos de higienizarse las manos con alcohol con tanta naturalidad que lo toman directamente del escritorio en el consultorio, esto jamás pasó. Esa será una secuela positiva”, comentó